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PERMÍTANME UN POQUITO DE TRISTEZA

Permítame un poco de tristeza nos muestra una secuencia de tres fotografías donde paulatinamente va doblando un pañuelo con el que alguien ¿una mujer? seca sus lágrimas. En paralelo, con el dolor, podemos observar una delicada y florida pieza de tela que durante el llanto es manipulada para seguir siendo utilizada hasta llegar a su límite de contención. Se ofrece a través del gesto con el pañuelo, una compañía de nosotros mismos cuando atravesamos nuestros propios dolores.

A través de esta obra Iguiñiz nos plantea la posibilidad de reconciliarnos con la necesidad de llorar. Permitirse estados de melancolía a pesar de la economía del tiempo que vivimos, donde la productividad es la norma a la que estamos obligados a responder.

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